Orfeo y Eurídice, Ópera de C. W. Gluck

Christoph Willibald Gluck se propuso reformar la ópera seria italiana clásica, y el fruto de sus reflexiones ideológicas y filosóficas fue Orfeo y Eurídice. La obra, estrenada el 5 de octubre de 1762 en el Burgtheater de Viena, destaca hasta la actualidad por su narrativa pura, desprovista de giros argumentales melodramáticos, así como por su perfil musical directo. Se acabaron las complicadas acrobacias vocales y las melodías excesivamente ornamentadas. Gluck no tenía ni paciencia ni respeto por el virtuosismo que no servía a ningún objetivo artístico. Al contar el famoso mito del cantante tracio Orfeo, Orfeo ed Euridice (título original en italiano) estableció las bases de toda una nueva forma de entender la ópera. Sus efectos serían aún visibles en las obras posteriores de Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven y Richard Wagner, entre otros compositores de la tradición musical austroalemana. Esta ópera de Gluck, que define el género, se representa esta temporada en el Gran Teatro La Fenice de Venecia.
En colaboración con el libretista Ranieri de' Calzabigi, Gluck quiso adaptar la historia del cantante mitológico Orfeo y de su misión desafiando a la muerte en el inframundo. De acuerdo con la visión del compositor de una narrativa limpia y sin melodrama excesivo, Calzabigi se tomó ciertas libertades respecto al mito original. Eurídice, la amada de Orfeo, muere por la mordedura de una serpiente venenosa. El joven está desolado hasta que Amore (Cupido) aparece con una buena noticia: si Orfeo consigue sacar a Eurídice de los infiernos y llevarla de vuelta a la tierra sin darse la vuelta para mirarla, ésta resucitará y ambos podrán vivir felices. En su periplo, el mítico músico se enfrenta a las Furias, a Cerbero y al propio Hades, pero su determinación y su amor permanecen intactos. Al salir del país de los muertos, los amantes acaban discutiendo y Orfeo rompe su promesa. Cuando Eurídice muere por segunda vez ante sus ojos, el cantante está dispuesto a suicidarse para unirse a ella en el más allá, pero Cupido interviene una vez más y recompensa el amor verdadero del joven resucitando a Eurídice y acompañando a la pareja de vuelta a la tierra.
Orfeo y Eurídice en el Gran Teatro La Fenice es a la vez un cuento mágico y un intento de romper con la tradición operística, y el talento musical y narrativo de Gluck permiten que el compositor destaque en ambas cosas.